martes, 16 de octubre de 2007

UNA SERIE Y DOS DE BRAVAS


Uno de los iconos más representativos del sentimiento español es el toro de Osborne. Representa o pretende representar el carácter y temperamento español; Fuerza, elegancia, vigor, grandeza y demás chorradas… Apoyo retirar, con carácter de urgencia, esta publicidad engañosa y sustituirla por otra mucho más representativa: la cabra.
Hace unos días paseaba por la Castellana más salerosa que un greatest hits de Joselito, acompañando al destacamento con más huevos del ejército español, la Legión.
Pues eso, fuera máscaras: Al españolito medio le pirran las series nacionales, el bocata de chorizo y el fútbol de los domingos.

Las pocas veces que hemos intentado emular a las series americanas, la hemos cagado y además, haciendo el ridículo (“RIS” vs “CSI”, un buen ejemplo de ello). Ya lo decía Alfredo Landa: “En España se hacen españoladas”. ¿O acaso deberíamos hacer hungaradas? Yo estoy de acuerdo. Pero, ¿no podríamos alcanzar un término medio en nuestras series de ficción? Es decir, entre “Manos a la obra” y la serie americana “Lost” (“Perdidos”) hay un margen bastante amplio por explorar, ¿no?

Hasta hace poco, solía bajarme de forma compulsiva las temporadas de “Perdidos” cuando todavía no se habían estrenado en España. ¿Conocéis a alguien que se haya descargado de Internet la segunda temporada de “Aida”? Yo tampoco. Pero el caso es que series como “Escenas de matrimonio” están consiguiendo unos picos de audiencia espectaculares, a la vez que preocupantes. 5.592.000 seguidores y el 31% de cuota de pantalla el pasado lunes. Me niego a creer que la gente se ría con esa serie. En mi primer visionado, tuve que quitarla porque en una conversación de menos de medio minuto me habían lanzado exactamente 32 bromas seguidas. Tanto guiño cómico acabó con mi paciencia. Si tenéis buena memoria, comprobaréis que muchísimas de las escenitas de matrimonio están directamente exportadas del maravilloso programa “Noche de Fiesta” del morenín. Es, sin duda, el “copy-paste” más rentable de la televisión.

Cuando veo una serie americana, procuro crear un ambiente relajado. Bajo persianas, apago luces y como mucho, me pongo una copa. Evidentemente, cuando veo “Aida” puedo estar perfectamente comiendo una pizza, recogiendo el cuarto, escribiendo un mail o hablando por teléfono mientras me rasco los huevos. ¡Porque no es lo mismo!

Pedir a las series españolas menos chándal, cañas y sexo es como pedir a los americanos que no hagan comparaciones constantes en sus documentales. No sé si os habéis dado cuenta pero a los americanos les encanta comparar. Cuando quieren explicar, por ejemplo, el tamaño de una central petrolífera del golfo pérsico, enseguida recurren a simbolismos como: “es como 50.000 camiones colocados uno encima del otro”.
O cuando quieren hablar de una explosión, se apresuran a matizar: “es como si 300.000 huevos duros fueran lanzados a tu cara con la fuerza de un F-18 justo antes de despegar”. Como que se quedan más tranquilillos diciéndolo. Os invito a comprobarlo en los documentales que emite La Sexta los sábados y domingos a primera hora.

Volviendo al tema, España es diferente. Siempre lo ha sido. Pero en España existe gente que hace cosas diferentes de verdad. “El Orfanato” o “El penalti más largo del mundo”, “Callejeros” o “España Directo”, “Javier Bardem o Javivi”.
Ser o no querer ser, esa es la cuestión.

“Escenas de matrimonio”
Cada noche en Tele 5
A partir de las 21:30