martes, 23 de octubre de 2007

VOLVEMOS EN 15 SEGUNDOS


“Estoy viendo la televisión y siento una necesidad imperiosa de ir al baño” (Godot, 2007).

Necesito unos anuncios.

¿Cuanto tiempo me darán ahora? ¿20 segundos?, ¿4 minutos?, ¿30 segundos? Que sea el largo por favor…

¡Mierda! ¡15 segundos!

Salgo corriendo del salón, enfilo el pasillo lo más rápido que puedo, derrapo a la altura del baño, me caigo, entro y consigo triunfar en menos de 10 segundos. Salgo del baño y decido jugármela: vuelvo a la cocina a por un vaso de Coca Cola. Realizo un sprint espectacular hasta el sofá del salón, al que me tiro de cabeza en un impecable y arriesgado salto.

*****

Ya ha comenzado el programa… Me he dejado todas las luces dadas, la coca cola está sin hielos, creo que me he hecho un esguince y además no sé si he tirado de la cadena…

Hace tiempo, cuando empezaban los anuncios, se nos activaba una especie de reloj interno casi perfecto. Podías hacer de todo sin ninguna prisa y con un margen de más o menos 2 minutos, clavabas tu vuelta al salón, haciéndola coincidir exactamente con el final de los anuncios.

Ahora es imposible. La lucha encarnizada de las cadenas de televisión por tenernos quietecitos, evitando el zapping, ha conseguido que la gente cene en 4:30, haga sus necesiadades en 0:20 y tienda la ropa en 01:45. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Descargas eléctricas a través del mando cada vez que amaguemos un cambio de canal?

Estos malos hábitos pasan factura. En Madrid estamos sufriendo un brote espectacular de Gastroenteritis. En un principio, asocié este hecho a la emisión del programa “La Noria” los sábados por la noche, pero más tarde intuí que podía tener algo que ver con los nuevos hábitos acelerados de la publicidad en España. (Hay que lavarse las manos SIEMPRE después de ir al baño).

Menos mal que nos queda Coronado, (record Guinnes en ingesta de Bifidus Activo) que nos aconseja de forma altruista como llevar una vida estomacal sana gracias a sus yogures de 1.321 sabores (a miércoles 24 de Octubre del 2007).
Quien le habrá dado permiso a este tío para que delante de toda mi familia se ponga a hablar de mi reloj analógico y mis visitas al baño. Su mensaje es claro y violento:

- “¡Iros a cagar!”

Ahora debería matizar:

- “¡Iros a cagar!, ¡solo os quedan 13 segundos!”

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