jueves, 11 de octubre de 2007

ASCO DE NORIA


Vivimos en la sociedad de la información y la imagen. Muchos de nuestros padres y abuelos siguen prefiriendo la radio y los periódicos a la televisión. Pero nosotros, los que rondamos los 30 años, nos hemos educado en la imagen.


¿Quieres que me crea algo? Enséñamelo.


Nos hemos convertido en auténticos expertos de la imagen. Aparte de la inteligencia emocional, la numérica, la musical, la lingüística y la espacial hemos desarrollado otra nueva inteligencia que es la audiovisual. Igual no sabemos hacer una raíz cuadrada pero como nos pregunten quién está saliendo con Inés Sastre, quién ha sido el último expulsado de GH o a qué hora se emite “House” contestamos casi sin pensar. Por tanto, podemos afirmar que el poder de la televisión sobre la sociedad es inmenso. Este poder puede ser utilizado de forma positiva si lo que se transmite son valores y mensajes constructivos y educativos para la gente. Pero a la vez, puede ser muy peligroso y destructivo si se utiliza para fines diferentes al servicio público (como suele ocurrir). Muy a menudo, se utiliza para tenernos donde quieren tenernos pensando lo que quieren que pensemos y haciendo lo que quieren que hagamos.


Lo que no vemos, simplemente no existe.


A modo de ejemplo, podemos hablar de las fotos del Rey. ¿Acaso nunca se habían quemado fotos del Rey en España? También podemos hablar de los perros catalogados como peligrosos. ¿Acaso no atacaban antes? O también de la trágica muerte de Antonio Puerta. ¿Acaso no han muerto deportistas de élite en situaciones idénticas a las del jugador sevillista?


Por supuesto que sí. Lo que diferencia estos casos y los lanza a debate nacional es el simple hecho de haber sido grabados y emitidos por televisión. Los hemos visto. Hasta hace poco, una imagen valía más que mil palabras. Ahora, una imagen es lo único que vale. ¿Cuántos conflictos bélicos azotan al mundo actualmente?: Angola, Burundi, Congo, Etiopía, Ruanda, Sierra Leona, Birmania, Sri Lanka, Sudán, Colombia o Guinea son algún ejemplo de ello. Obviamente, la inmensa mayoría de la gente te hablará de dos: Irak y Afganistán. Los de la tele, claro….


Esta introducción pretende dejar claro las enormes posibilidades de este gran medio que es la televisión. Dependiendo de su uso puede ser enormemente enriquecedor pero a su vez, puede tornarse destructor. El mejor ejemplo: “La Noria”


Odio los comentarios tipo: “Si este programa tiene tanto éxito es porque la gente lo demanda”. “La televisión es el reflejo de la sociedad”, etc…


Y una mierda. ¿Alguien nos ha preguntado si queríamos ver el sábado pasado el espectáculo dantesco que dio “La Noria” a propósito del caso Puerta?


La carrera por conseguir el mejor share está convirtiendo los contenidos de algunos programas en algo casi delictivo.


Jordi Gonzalez a la cabeza, disfrazado de valiente y arriesgado informador, defensor del derecho a la información, reunió a grandes expertos del mundo de la medicina entre los que se encontraban Terelu Campos y el Dr. Cabeza para sobrevolar, como buitres Leonados, la figura del tristemente fallecido Antonio Puerta.


Fue dramático ver cómo el programa removía de forma intencionada el triste suceso. Las insinuaciones no dejaron de oírse durante todo el programa. Había que conseguir como fuera recuperar las cifras de audiencia del programa que se emitía hasta hace poco en esa misma franja horaria: “Dolce Vita”. Con grandes dosis de morbo y una total falta de respeto por bandera emprendieron un viaje de casi cuatro horas en el que todo valió.


Enhorabuena por el 20.8% de cuota de pantalla. Y mi más sentido pésame por vuestra pérdida absoluta de dignidad.


Espero que el próximo sábado pidáis disculpas a los familiares y amigos de Antonio Puerta y que vuestra noria deje de dar vueltas sobre el mismo tema de una vez por todas.


Tranquilos, doy por supuesto que no lo vais a hacer.


1 comentario:

Anónimo dijo...

aaaaaaa